La insólita confesión de Isabel II a Juan Carlos I en Mallorca: «Es la primera vez que como en un restaurante»
La Reina Isabel II confesó al Rey Juan Carlos en su viaje oficial a España en 1988, mientras estaban en Mallorca, que era «la primera vez que comía en un restaurante». «Pues ya era hora, Lilibeth», le respondió don Juan Carlos. Corría el año 1988 y la Reina Isabel II, junto a su marido, Felipe de Edimburgo, visitaban por primera vez España de forma oficial; sería también la última.
Tras las visitas más formales y oficiales a Madrid y Sevilla, la última parte del viaje se la reservaron para unos días más informales y familiares en Mallorca. Los entonces Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía recorrían durante sus vacaciones veraniegas varios restaurantes locales. Y a uno de ellos llevaron al matrimonio real británico. Fue entonces cuando la Reina Isabel le hizo una confesión curiosa a su primo Juan Carlos: «Es la primera vez que como en un restaurante». A lo que el monarca le respondió. «Pues ya era hora, Lilibeth».
En sus tres días en Mallorca los matrimonios reales visitaron zonas como Camp de Mar, la Mola, Andratx, Valldemossa o Palma. También se les pudo ver en el yate Fortuna junto a los duques de Badajoz, Luis Gómez-Acebo y doña Pilar de Borbón.
Tenía entonces la Reina Isabel II nada más y nada menos que ¡62 años! La vida sencilla y frugal que siempre llevó Isabel II le llevó a aquella extraña confesión. De todos es conocido que durante casi toda su vida siempre pidió el mismo menú en el palacio de Buckingham y que siempre tomaba el mismo sandwich cuando estaba en casa.
Darren McGrady fue chef privado de la familia real británica durante más de una década. Trabajó para ellos tanto en las cocinas de los palacios de Buckingham y Kensington y también los acompañaba durante sus viajes.
Hace años McGrady reveló a Telegraph, que su desayuno era una aromática taza de té Earl Grey acompañada de unas galletas. Otras veces desayunaba un bowl de cereales. Sólo de vez en cuando tomaba huevos revueltos con salmón ahumado y trufa rallada.
A mediodía, era obligado un cóctel a base de ginebra y Dubonnet (un vermut) con una rodaja de limón y hielo. Charles Mellis, otro de los chefs reales, contó que cuando había invitados en la casa real se solían servir tournedos (medallones de lomo vacuno salseados).
La debilidad de la Reina Isabel II era el chocolate. Tanto es así que todos los días le servían una torta cubierta de chocolate. A la hora del postre, el mousse era otro de sus favoritos favorito
Cuando cenaba sola era muy disciplinada: “Sin almidón era la regla. Nada de patatas, arroz o pasta para la cena. Por lo general, algo como lenguado a la parrilla con verduras y ensalada”, dijo el cocinero Darren McGrady al Telegraph.
Por lo que respecta al famoso sandwich, se trata del «Penny (centavo) de mermelada», reveló que la Reina lo empezó a consumir de niña y que lo comió hasta el último día de su vida para el té de la tarde. La receta es muy sencilla: “Sólo pan y mermelada -generalmente de frutas cosechadas en los jardines del castillo de Balmoral- con un poco de mantequilla”, enumeró. Los llamábamos pennies, por el tamaño del antiguo centavo inglés».
Aunque a la hora del té real había muchas más variedades de sándwiches: por ejemplo, el de tomate y queso, y el famoso de pepino con queso crema de menta, que tanto le gustaba.